Aunque suene a nuevo segmento de show match, peleando por un asiento es un hecho cotidiano que se manifiesta en simultáneo y en cualquier momento del día, en cualquier colectivo de la ciudad y del gran Buenos Aires.
Como en toda lucha, el objetivo es vencer a nuestros rivales de turno y ganarnos el preciado asiento que será desocupado en algún momento. Claro que hay jugadores mas fuertes y otros mas debiles pero estas fortalezas y debilidades son relativas a la posición del colectivo donde se desate la contienda.
Los ancianos y las embarazadas reinan sobre las primeras filas de asientos, cualquier victoria en ese terreno puede ser rapidamente despojada de toda gloria al subir alguna de estas personas.
Por ende la lucha es mas interesante en la parte final del colectivo, allí los ancianos no llegan y si lo hacen pierden los derechos emanados de su condición. Si llegaste hasta ahí podes viajar parado.
No hace falta que lo diga pero existen varias estrategias para alcanzar nuestro objetivo:
Ubicarse cerca de la ultima fila aumenta la probabilidad de conseguir un asiento, tenenmos el monopolio de la zona ya que atrás nuestro queda la puerta. Esta posición sin embargo es amenazada por aquellos inescrupulosos que se estacionan en doble fila, convirtiendo nuestro monopolio en un duopolio.
El segundo lugar que recominedo es frente a la fila de dos asientos. Si el colectivo tiene doble asiento de ambos lados, el fondo nos brinda la posibilidad de ocupar alguno de los 9 asientos lindantes.
Pero no todo es color de rosas, nuestros adversarios intentaran por los mas bajos métodos quedarse con nuestro botín:
Te piden permiso para pasar.. pero es una estrategia para ocupar el lugar que cediste al posibilitar el paso.
Otra cosa que hacen es pegarse a vos buscando generarte una incomodidad física que te haga abandonar tu lugar.
Puede pasar que uno atente contra si mismo cambiando de lugar por voluntad propia o por creer que se va a desocupar antes otro asiento. Esto es lo peor que nos puede pasar, nos frusta y nos llena de odio hacia quien desocupo el asiento.
En definitiva... Viajar en colectivo puede ser tan divertido como jugar al TEG