jueves, 6 de mayo de 2010

De más

Una vez una amiga me pidió que la acompañe a hacer un tramite, como en esa época vivía al pedo le dije que si, por lo que al otro día me levante temprano y fui al lugar donde nos íbamos a encontrar.
Cuando llegué, y después de saludarnos, de un bolsillo saco un cabsha para mi. Yo me imagine que lo había comprado especialmente para mi, a modo de agradecimiento.
Después de hacer los tramites y cuando ya estábamos volviendo me dice: ¿querés otro? compre una bolsa, y ahí si, ¡¡me sentí un boludo!!, yo me había armado toda una situación en mi cabeza que resulto no ser así. Yo pensaba que era un gesto re lindo, pero me desilusionó.

Ahí aprendí que nada es lo que parece, que a veces es mejor quedarse con la idea propia, porque aunque no sea real, nos hace bien.

Pueden ilusionarme cuanto quieran, pero no me desilusionen nunca.


2 comentarios:

  1. Bueh... fue un mal entendido. Muchas veces uno se arma una historia en la cabeza que no es.

    Soñar no cuesta nada. ¿Por qué dejar de hacerlo?

    Besos

    ResponderEliminar
  2. Obvio, igual lo que yo creia era que habia pasado por el kiosko y habia pensado en comprarme una pavada, esa es la ilusion que se rompio.

    ResponderEliminar